Historia de Pekín - Pasado, presente y futuro de Pekín, China
Historia de Pekín

Historia de Pekín

La historia de Pekín o Beijing está íntimamente unida a la de China, habiendo sido su capital durante gran parte de su historia. Conoce la historia de esta enorme ciudad de contrastes.

Los orígenes

Restos prehistóricos revelan que la zona estuvo habitada desde el neolítico. En esta zona apareció un famoso antepasado nuestro, un homo erectus al que se le denominó “Hombre de Pekín”, uno de los más antiguos eslabones de la evolución humana encontrados hasta la fecha.

La ciudad de Pekín nació con el nombre de Ji o Ki, hacia el siglo VIII a.C., sufriendo intensamente las revueltas de la época de los Reinos Combatientes en los siglos V y III a.C.

Tras la convulsa época llegó al poder Qinshi Huangdi, que instauró la dinastía Qin y que ha pasado a la historia como el primer gobernante que unificó China. Para unificar a los chinos Qinshi ordenó la quema de libros y regló los caracteres de la escritura china.

En el año 206 a.C. la dinastía Qin sucumbió ante un ejército de rebeldes mandados por Liu Bang, naciendo la dinastía Han.

Las dinastías Han y Tang

La dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) marcó el alma china. Los chinos se llaman a si mismos gentes de Han, y a su lengua la llaman idioma de Han. En occidente utilizamos el término China, que deriva de la dinastía Qin.

Durante los siguientes cuatro siglos Pekín vivió la desmembración del imperio en tres reinos, fue ocupada por los bárbaros de la estepa y se convirtió en la capital de los Mu-jong durante unos pocos años, vivió el triunfo de la dinastía Sui y luego la de la Tang.

La dinastía Tang (618-907), fundada por el emperador Li-ang, marcó la época de mayor vigor de la cultura y de las artes chinas.

Tras la caída de los Tang se inició otra época convulsa. Una tribu del norte, los Khitan, convirtió Pekín en su capital en el año 938, pasando a ser una de las ciudades más importante de Asia.

Los Khitan fundaron la dinastía Liao y a Pekín la llamaron Yangjing. Su poderío se extendió por toda Asia y su inmenso imperio fue conocido como Katay.

Hacia el siglo XII otro pueblo del norte, los Jurchen, derrotó a los Khitan e instauraron la dinastía Jin con capitalidad en Pekín, a la que, ahora, denominaron Zhongdu.

En poder de los Mongoles

En 1215 fue destruida por los mongoles de Genghis Kan. Unos años mas tarde, el mongol Kubilai Kan conquistó toda China y mandó reconstruir Pekín para convertirla en la capital de la dinastía Yuan.

Pekín pasó a denominarse Dadu, “Gran Capital” en mongol, los chinos la llamaron Khanbaliq. Es en esta época cuando Marco Polo visitó la ciudad a la que denominó Cambalu.

En 1368 los chinos mandados por Zhu Yuanzhang expulsaron a Toghan Temür, el último soberano mongol en China, restableciéndose el poder de la etnia Han y fundándose la dinastía Ming.

La dinastía Ming y el poder manchú

La dinastía Ming perduraría hasta el 1644. Los Ming trasladaron la capitalidad a Nankín, y Pekín fue denominada Beiping o “Paz del norte”.

A comienzos del siglo XV, el emperador Yongle, el más poderoso soberano de la dinastía Ming, decidió trasladar la capital de Nankín a Beiping, a la que denominó Beijing. Para acoger a su corte ordenó levantar la Ciudad Prohibida.

La dinastía Ming, la última propiamente china que gobernó el país, fue derrotada por los manchúes que instauraron la dinastía Qing (1644-1911).

En 1644 los manchúes incendiaron Pekín. Aprovecharon su reconstrucción para realizar grandes reformas y Pekín se embelleció con obras como la Puerta de la Paz Celeste, el Palacio de la Suprema Armonía y el Palacio de Verano.

El primer emperador de la dinastía Qing fue Kangxi cuyo reinado marcó un periodo de esplendor en todos los ámbitos. Ordenó a los chinos el uso obligatorio de la coleta, como símbolo externo de sumisión, y prohibió el matrimonio mixto entre chinos y manchúes.

La llegada de los occidentales y el opio

A principios del XIX las potencias occidentales pusieron sus miras en China. Los ingleses, para poder pagar su déficit comercial, introdujeron el opio en China.

El opio sería la causa de dos guerras. En la Primera Guerra del Opio (1839-1842) el gobierno chino tuvo que ceder a Gran Bretaña la isla de Hong Kong y declarar a Shanghái puerto de libre comercio.

En 1860, durante la Segunda Guerra del Opio, las tropas británicas y francesas saquearon Pekín, destruyeron el Palacio de Verano y levantaron el Barrio diplomático.

El descontento popular contra los extranjeros y contra la dinastía manchú dio lugar al nacimiento de muchas sociedades secretas, una de ellas la de los “Adoradores de Dios”, que, como signo de rebeldía contra los manchúes, ordenó a sus miembros cortarse la coleta.

En 1900 el Barrio Diplomático fue atacado por los bóxers. Las revueltas no pararían hasta la caída de la dinastía Qing en 1911.

De la República a la actualidad

En 1912 cae el imperio manchú, se establece la República y los señores de la guerra trasladan la capital a Nankin.

En 1920 nace en Shanghái el partido comunista chino que jugaría un papel fundamental en el futuro de China.

En 1928 las tropas de Chiang Kai-shek toman Pekín y él se proclama presidente de China.

En 1937 y hasta 1945, final de la Segunda Guerra Mundial, Pekín es ocupada por los japoneses.

En 1949 los comunistas toman el poder y Pekín vuelve a ser la capital de China.

En la actualidad Pekín es una enorme ciudad de contrastes, donde los más modernos rascacielos conviven con los humildes hutongs del casco antiguo y con los rehabilitados monumentos imperiales. Una ciudad sorprendente y viva que seduce a los numerosos turistas que la visitan.